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LA MENTIRA

No es difícil mentir a los demás. Podemos argüir cientos de excusas que justifiquen una mentira, anteponerle cientos de adjetivos que la disfracen y aunque seguirá siendo una falsedad, la apariencia que le proporcionamos facilitará que nuestra conciencia la acepte. La mentira puede ser una falacia en toda regla, un embuste mayúsculo al servicio de quien haga prevalecer el interés propio al escrúpulo. La mentira se ha usado para hacer daño individual o colectivamente. La política, la diplomacia o el periodismo albergan mentiras; la envidia, el resentimiento o la codicia inventan y sostienen engaños que llegan a generar duda o incluso certeza. Puede darse a la mentira un cariz bueno por útil si con ella se evita un daño. La permisividad que se le otorgue habrá de resultar del choque entre la moral propia y el apremio de una situación dada. Habla Platón de la mentira noble , aquella que se justifica en favor del bien público, permitiendo el engaño individual de la colecti

DISTOPÍA

Cada vez me es más difícil convivir con la sociedad a la supuestamente pertenezco. No la elegí y ahora sé que tampoco puedo cambiarla, así que mi anhelo de poder apartarme y proteger de sus desmanes a quienes amo es mayor cuanto más avanzo por ella. Lo intenté, de veras; pensándolo bien la juventud es eso: confiar en que se puede ser feliz. Antes que cualquiera de sus supuestas virtudes, el creer que la vida es luminosa, sonora como un cascabel y agradable como un atardecer veraniego. De este modo se llega al acto más egoísta posible que no es otro que el de ser madre, traer un hijo a este mundo. Y aún en ese momento tenemos una disculpa, todavía creemos. ¿Cuántos instantes de optimismo valen la pena?. ¿Cuántas veces hay que intentarlo?, abarcar nuevos proyectos personales no es más que prolongar la frescura de la inmadurez como estímulo para continuar. Y llega a cansar. Imagino vivir fuera de todo ello. Tecnológicamente es posible, comprar, vender, trabajar, ociar,..

EL ALMA ENFERMA

Hay días que cuestan. Cuesta levantarse y mirar de frente a la vida mientras te preguntas como hicimos todo tan complicado. Es fácil imaginar una vida más sencilla, que no más simple; más cercana a la naturaleza y a uno mismo sin necesidades que no son tales. Una existencia donde prevalezca el ser sobre el tener y el sentimiento sobre la apariencia. La avaricia, la soberbia, la envidia no son solo parte de los llamados vicios en las enseñanzas de la moral cristiana; sería fácil establecer una penitencia a modo de lavadora moral que limpiase el alma. La sociedad actual funciona inmersa en una comunicación global sin pausa; todo se dice, se sabe y se publica sin darnos tiempo a pensar y a discernir. Ello en contraposición a un gran vacío individual. Nunca estando tan expuestos nos sentimos tan solos. Es mi opinión. Perdemos la esencia del sentimiento en pos de una apariencia creando personajes adecuados para transitar por la red social en la que estamos sumidos; a modo de cuadrí