PALABRAS
Una mirada vale más que mil palabras, pero una sola palabra puede cambiar el sentido y la intención de una mirada. Hay palabras que se acumulan con el tiempo, los años, y se dicen cuando ya no queda tiempo para seguir reteniéndolas pero tampoco para lograr con ellas cambiar nada. Hay palabras que no se dijeron; Palabras que podían haber evitado malentendidos, lejanías no deseadas. Y hay palabras que no se podrán ya decir; que quedan en el fondo, doliendo, enseñando a expresar los sentimientos no sin vergüenza pero sí con el valor para compartirlos. Es el poder de las palabras. Una palabra enardece una multitud o acalla un gentío. A veces no se valora lo suficiente cuando se usa, a menudo de forma banal. Es paradójico que busquemos el mejor epitafio para cuando no podamos decir nada más y, a lo mejor, no hemos sabido expresar en vida aquello que hubiéramos querido decir. El uso de la palabra es mágico, peligroso, bondadoso.... Depende. La cara es el espejo del alma y las p