Entradas

Mostrando entradas de enero, 2015

¿HASTA CUÁNDO?

Esta mañana mi hijo ha vuelto antes del instituto. Al entrar ha visto a los profesores nerviosos y hablando entre ellos. Ya en clase les han explicado lo que sucedía. Ayer por la mañana un compañero de un curso inferior, de trece o catorce años, no acudió a clase. El instituto envió un correo a los padres indicando la ausencia. Éstos contestaron rápidamente que su hijo tampoco estaba en casa y llamaron a la policía. Al poco, los agentes encontraron el cuerpo del chico. Se había suicidado tirándose de un séptimo piso. Sufría acoso escolar. El hecho me ha dejado conmocionada. No es el primer caso que conozco, pero puede que por la cercanía, el estado de animo o lo que sea me ha afectado profundamente. No puedo dejar de pensar en sus padres y aún siendo afortunadamente incapaz de ponerme en su lugar, comparto su dolor infinito. Incredulidad, negación, culpabilidad... imagino el colapso de sentimientos que les envuelve intentando comprender que ha pasado y sobretodo porqué.

¿DÓNDE SE COMPRA LA CONCIENCIA?

  Creo que la escuela debería ser un lugar donde adquirir los conocimientos necesarios para abrir la mente a los niños, mostrándoles los diversos ámbitos en que pueden desarrollar sus habilidades innatas y descubrir la posible vocación que les permita en el futuro trabajar sintiéndose totalmente implicados en las tareas que realicen. No obstante, la realidad es otra muy distinta. La escuela es un centro donde los niños y jóvenes pasan un mínimo de seis horas diarias en aulas masificadas y con programas de estudios impuestos por consejerías mal llamadas de educación, cuyo contenido se determina en función de parámetros de cariz político, económico y doctrinario. Ante ello poco pueden hacer los maestros. Metodologías equivocadas, temarios en cuyo desarrollo no se les ha consultado, alumnos muchos de ellos desmotivados sin la menor implicación con la cultura del esfuerzo y con la adquisición de conocimiento por el mero placer de aprender. No son todos bien es cierto, pero sí

...POR SI ALGUNA VEZ SOÑAMOS

La celebración del día de Navidad evoca siempre en mi interior una sensación de frío, de recogimiento, de tristeza y añoranza. Es una nostalgia perdida en calles vacías. Cielos nublados, hogares llenos donde siempre falta alguien y casas vacías donde nadie llama a la puerta ni este día ni ningún otro. La Noche vieja y el Año Nuevo representan el fin y el comienzo en armonía perfecta. Año Nuevo es alegría, bullicio, gente en la calle, griterío, fiesta, animación...eternidad. Nuevos y buenos propósitos. Es empezar otra vez de cero como cuando creíamos tener todo el tiempo por delante. Es la ilusión de disponer de muchísimos días para realizar aquellos sueños que todavía no han quedado atrás. Volviendo un poco hacia el principio proyectando en el futuro la ilusión que mantiene el presente. Sacar lo mejor de cada uno de nosotros. Luego va transcurriendo ese tiempo y vamos dejando atrás los días, las horas, los minutos y los segundos. Cada vez nos quedan menos y volveremos