¡SÁLVESE EL QUE PUEDA!


Esta es la historia de un trece de Septiembre cualquiera; primer día de escuela e instituto para muchos y en consecuencia, día en que se retoman los horarios y hábitos postvacacionales.
 Así pues, me levanto a las 7,00 h. dispuesta a ducharme y preparar el desayuno antes de despertar a mis hijos cuando ¡oh, sorpresa! abro el grifo de la ducha y no sale una mísera gota de agua.

Llamamos a la compañía de aguas donde muy amablemente se nos indica que no tienen ni idea de lo que pasa ya que al parecer somos los primeros en avisar de un corte del suministro en la dirección indicada. Les informamos que la tarde del día anterior ya nos tuvieron tres horas sin agua para tareas de mantenimiento.
Cabe decir que en la zona en la que vivimos los problemas con el suministro de agua son habituales por el mal estado de las conducciones, las cuales son "chapuceadas" continuamente (operario dixit) ante la falta de presupuesto para acometer una obra como la que tendría que llevarse a cabo para solucionar el tema.

Resignadamente me lavo las manos con una solución jabonosa sin agua y preparo una cafetera con agua embotellada, que usamos siempre ante el asqueroso sabor del agua que ¿sale? del grifo y que pagamos como la más cara de España, siguiendo además el consejo de un matrimonio conocido, trabajadores ambos de la compañía del agua, que nos indicaron hace ya unos cuantos años que ellos no la consumen ni de broma.

Así pues, escuchando el borboteo de la cafetera retrocedo mentalmente cuarenta años y me acuerdo de los llamados países del Este, antigua URSS y naciones satélites, donde sus habitantes malvivían muchas veces con carencias de servicios básicos mientras todo se disfrazaba bajo símbolos rimbombantes, ¿recuerdan?

Desfiles, banderas, discursos y la política de la amenaza constante ¿les suena?

¡Que pena! y esta región antaño próspera y vanguardista se hunde en el lodo propagandístico mientras servicios como la Sanidad o la Educación funcionan cada día con menos recursos perjudicando a una población a la que se atonta y se intenta alienar bajo una misma idea sustentada en echar balones fuera y señalar a todos los demás como culpables del desaguisado.

¿Y no será que los distintos "Governs" que nos han tocado en suerte los últimos años son un  hatajo de inoperantes que se lucran a costa nuestra disfrazados de supuestos salvapatrias?

Vamos a ver si se enteran que no somos meros maniquíes de su escaparate. Somos ciudadanos que pagamos nuestros impuestos y tenemos derecho a exigirles unos servicios decentes, una buena educación para nuestros hijos y una buena atención médica, como la que ellos ofrecen a los suyos llevándolos a caros colegios de pago y cobrando inmerecidos sueldos con los que pueden permitirse el servicio de mutuas privadas.

Y es que igual que ellos nos saben manipular montando cadenas y gastando un dinero que debería usarse en necesidades reales, los ciudadanos debemos aprender a reflexionar con criterio propio, a nadar contracorriente y a perder el miedo a exigir una buena gestión. Al fin y al cabo son ellos quienes están a nuestro servicio y no al revés, aunque la mayor parte del tiempo parezca exactamente lo contrario.

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