CONSTANCIA


La constancia es una virtud y como tal exige de nosotros unos deberes que nos permitirán obtener resultados de los que sentirnos orgullosos.
La constancia en un hábito cualquiera sea escribir, pintar, cuidar un jardín o mantener ordenada una estancia es un reflejo de nuestra forma de ser, de nuestra actitud vital.

Actitud, que no aptitud.
A cada uno de nosotros la herencia, la genética o el capricho de un dictamen superior (que cada uno escoja lo que más le complazca) nos ha dotado de mayor o menor aptitud para cualquier actividad física o mental que se nos ocurra ejercer. Ante una buena disposición hemos de conformarnos con el resultado sin minusvalorar el mismo cuando se ha puesto en ello todo el empeño.

Y aquí es donde surge la actitud. Sin poder excusarnos en lo dicho anteriormente, somos enteramente responsables de encarar los proyectos, voluntarios u obligados, con la voluntad necesaria para llevarlos a cabo.

Desde siempre el ser humano ha regido su ciclo vital en función de determinados sucesos, naturales como los cambios de estación determinados por el clima o establecidos social o individualmente sean festividades, períodos vacacionales o el cumpleaños de cada uno.
De este modo nos es más fácil proponer, abandonar y volver a emprender propósitos varios enteramente dependientes de nuestra soberana voluntad.

Y no es tan fácil. Muchas veces pretendemos exigir a otros más que a nosotros mismos parapetándonos en mil pretextos, haciendo gala de una fértil imaginación para justificarnos ante los demás y, lo que es peor, ante nosotros mismos.

Los párrafos anteriores me sirven para volver a escribir después de unas vacaciones en las que no han faltado fuentes de inspiración para historias y artículos que abarcan un amplio abanico de temas.
Veintitrés días en que he paseado por la playa, he compartido conversaciones y risas con mi familia, he reencontrado gentes y paisajes que hacen que cambie la perspectiva con la que contemplo habitualmente la cotidianidad.
Sabores, colores, aromas, libros, músicas, sensaciones todas que me saturaban hasta casi hacerme olvidar el propósito de plasmarlas cada día en una hoja de papel.
Casi... pero no del todo y así enlazo con el tema del escrito prometiendo enmienda y voluntad para seguir gozando de la escritura.

Aprovecho para agradecer a todo aquel que me lea estos ratos que ocupo en su vida y que hacen que los comienzos de etapa sean ilusionantes.

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