EL ARTE SE LLEVA LA PEOR PARTE


El arte, como actividad exclusivamente humana, es la expresión de un sentimiento genuino que el artista manifiesta y comparte, o no, mediante la música, la pintura, la escritura, la escultura y demás formas de plasmar la idea original.

El arte surge con el ser humano siendo el exponente de aquello que nos diferencia del resto de seres vivos. Mediante la expresión artística el hombre refleja sus miedos, anhelos e inquietudes, haciendo partícipe al resto de la sociedad de la huella anímica que deja en el artista la contemplación de un paisaje, el sentimiento de un amor, una amistad, una pérdida... y que él es capaz de transmitir en un lienzo, un papel o en una partitura.
 El arte enriquece una sociedad, la hace más culta y reflexiva. Empuja a sus habitantes a pensar y cuestionar, haciéndolos más libres y responsables de preservar y reivindicar aquello que les humaniza y eleva el espíritu.

Una película, una canción, la lectura de un libro nos nacen sentir, recordar, querer compartir, explicar o cerrar los ojos y volver a situarnos en una realidad que parece que el creador imaginó para nosotros. Como hecho publico, la expresión artística es muchas veces el reflejo del sentir social, la espoleta que remueve situaciones enquistadas, imperativos creídos inviolables a tenor de la costumbre.

La sociedad debe proteger a sus artistas, mientras que éstos tienen la obligación de velar por la cultura y dar voz, ellos que saben, al pensamiento y las vivencias de su época, no dejándose politizar ni vendiendo su talento a aquellos que lo usarán para manipular al pueblo al que gobiernan.

La política, que debería ser una actividad relacionada con la buena gestión de la sociedad y los asuntos públicos, es y ha sido a lo largo de la historia humana, un vehículo se sometimiento de la mayoría por parte de una minoría que legisla en favor de sus privilegios.

Ni todos los que se dedican o se han dedicado a la política lo han hecho en beneficio propio ni todos los que se dedican o se han dedicado al arte lo han hecho en pro de la cultura. El ser humano es ambicioso y ejemplos de una ambición desmesurada los encontramos en todas las actividades sociales.

En determinadas épocas el sistema político ha sometido o prohibido la actividad artística cuando ésta lo cuestionaba. Actualmente sigue sucediendo en muchas naciones donde el dictado de un gobierno sólo permite la "cultura" oficial.
En otros países donde la evolución democrática no permite la manipulación descarada del arte, los políticos de turno favorecen a aquellos creadores que ponen su talento al servicio de la divulgación de sus ideas.

La situación de crisis actual, a la que nos ha abocado una gestión económica salvaje y permisiva con el afán de lucro desmesurado, ha proporcionado a los políticos la excusa perfecta para dejar morir a la cultura, encareciéndola hasta hacerla prohibitiva.

La pobreza moral de una sociedad se acelera proporcionalmente a la pérdida de sus válidos culturales, científicos y creativos que se ven obligados a marcharse y mostrar su talento donde éste sea valorado y puesto en beneficio de una mejor salud social..

Parémonos a reflexionar y preguntarnos que herencia estamos dejando a la siguiente generación y tal vez plantearnos sino deberíamos empezar a reclamar ya el cambio social que nos apee de un egoísmo malsano para querernos por lo que somos y no por lo que tenemos.

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