...POR SI ALGUNA VEZ SOÑAMOS

La celebración del día de Navidad evoca siempre en mi interior una sensación de frío, de recogimiento, de tristeza y añoranza. Es una nostalgia perdida en calles vacías. Cielos nublados, hogares llenos donde siempre falta alguien y casas vacías donde nadie llama a la puerta ni este día ni ningún otro.

La Noche vieja y el Año Nuevo representan el fin y el comienzo en armonía perfecta.

Año Nuevo es alegría, bullicio, gente en la calle, griterío, fiesta, animación...eternidad. Nuevos y buenos propósitos.

Es empezar otra vez de cero como cuando creíamos tener todo el tiempo por delante. Es la ilusión de disponer de muchísimos días para realizar aquellos sueños que todavía no han quedado atrás. Volviendo un poco hacia el principio proyectando en el futuro la ilusión que mantiene el presente.

Sacar lo mejor de cada uno de nosotros.

Luego va transcurriendo ese tiempo y vamos dejando atrás los días, las horas, los minutos y los segundos. Cada vez nos quedan menos y volveremos a pensar que tal vez, quizá, el año siguiente, sin darnos cuenta que a veces no quedan más. Es nuestra inconsciente sensación de estar siempre ahí y ojalá lo hagamos siempre pues la proyección de lo que queremos es lo que nos permite ser y efectuar los cambios.

Cuando un año termina y empieza otro todo es posible; no es un año...es la eternidad.

Todos, incluso aquellos que lo niegan, tienen algún sueño, alguna ilusión, y cuando en los años que vendrán algunos ya no estén, recordaremos como expresaron simplemente  su deseo de seguir adelante. En Navidad les echaremos de menos y en Año Nuevo volveremos a soñar.

No importa lo que pidamos, no importa tampoco si se realiza; lo importante es poseer la ilusión del deseo.

Y no importa lo que sea: dejar de fumar, escribir un libro, pintar la casa, portarse bien,... cualquier cosa. Son las ganas de vernos a todos las mejores caras. No es una máscara como en Carnaval. No es comedimiento como en Nochebuena. Es fiesta, es alegría, es mostrar lo mejor de nosotros, desearlo al otro  y ver lo mejor de los demás.

Ya habrá oportunidad para descubrir aquello que no nos gusta de nosotros mismos y de quienes nos rodean pero mientras tanto, aunque sea solo en el transcurso de un minuto desearemos de corazón que todo funcione.

Habrá rupturas, desilusiones, enfados y pérdidas. Esa es la magia, que por un momento creamos que podemos y que nada ni nadie nos va a detener. Luego ya se verá.

Es albergar muy adentro un anhelo de profunda felicidad a veces incluso sintiéndonos culpables por los hechos aciagos del año viejo. Es la vida que fluye por nuestras venas.

No es Amor, no es Paz, no es Suerte ni es Fortuna, no es Salud. Es todo eso en una palabra que tal vez no esté inventada. Que cada uno la llame a su manera.

Es Alberto, es Albert, es Sergi, es Emi, es Ana, es Carles, es Carlos, es David, es Jordi, es Marta, es Mercedes, es Pepo, es Silvia, es Susana...tantos y tantos nombres que conforman la felicidad. Gracias.

Postdata:

Aunque empecé a redactar este escrito días atrás ha sido hoy cuando lo he puesto en limpio y publicado. Casualmente leo en la prensa que este día, 19/01/2.015, es considerado el peor día de este año según una fórmula matemática desarrollada por Cliff Arnall, un investigador británico de la Universidad de Cardiff. Este señor establece que el tercer lunes del mes de Enero es el día más triste y depresivo de todos los que conforman un año; Llega a esta conclusión tras estudiar varios factores: las variables del clima, la escasa liquidez y la decepción por incumplir los propósitos para el nuevo año.

Bien, pues vamos a cambiarlo.

Postdata nº2:

El título de este escrito es un fragmento del poema "La vida es Sueño" de Pedro Calderón de la Barca.

SEGISMUNDO

Es verdad, pues: reprimamos
esta fiera condición,
esta furia, esta ambición,
por si alguna vez soñamos.
Y sí haremos, pues estamos
en mundo tan singular,
que el vivir sólo es soñar;
y la experiencia me enseña,
que el hombre que vive, sueña
lo que es, hasta despertar.

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